La historia reciente nos demuestra que por más dificultades que se presenten; cuando emerge naturalmente la determinación entre las partes de arribar a soluciones lógicas y posibles; el diálogo y sentido común traspasan toda frontera normativa; allanan toda dificultad y es basamento primordial para hallar tantas soluciones como circunstancias particulares se presenten.

Veamos:

Escenario 1: “Bruscas subas del índice de costo de vida, espiral inflacionaria”.

En el año 1975 comenzó en la Argentina la etapa de “alta inflación”, en el mes de Junio de dicho año, la nafta subió 181%. En 1976 si bien el costo de vida se redujo, comparado con el año anterior, persistió la inflación de tres dígitos. Década del 80, espiral inflacionaria. Año 1989 y la hiperinflación del orden del 3.079% (comparado con el año 1988); a modo de ilustrar en mejor forma dichos acontecimientos, agregamos que, solo en el mes de Julio de 1989, el costo de vida alcanzó el 197%, los salarios se establecieron con un aumento de entre el 110 y 160% y los servicios (retrasados) sufrieron una recomposición del orden del 700%.  Año 1990, ya instalado otro gobierno democrático, la Hiper no cedía; culmina ese año con una inflación del 2.314%

Escenario 2: “Suspensiones, Despidos, Cierres de Fábrica”.

En la segunda mitad de la década de los 70, comenzó un proceso de restricciones y/o eliminaciones de hasta entonces los denominados beneficios de promoción industrial y subsidios. Hubo una amplia apertura a los mercados externos lo que trajo aparejado una recesión de la industria nacional muy severa. A lo largo de los 80 no se logró hacer pie. Ya instalados los 90 con la convertibilidad en marcha; vuelven a arreciar las suspensiones, despidos y cierres de fábrica.

Esta breve reseña tiene por objeto intentar dar una idea de lo difícil y por caso de imposible cumplimiento en las que muchas veces se tornó el pago del alquiler pactado según contrato.

Desde los 70, los contratos de locación se comenzaron a indexar (por costo de vida), primeramente, este ajuste se aplicó en forma semestral, luego trimestral o bimensual y por último mensual. Dicho acortamiento en los plazos, obedeció a la carrera inflacionaria que describe sucintamente “el Escenario 1”. En cuanto al escenario 2, da cuenta de la situación laboral, que fue particularmente sensible en nuestra zona sur, abarcada por los Ptdos. de Fcio. Varela; Berazategui y Quilmes; siendo tristes protagonistas de ello fábricas como Peugeot; Alpargatas; Rigolleau y Cattorini; por nombrar solo las más significativas de la zona.

Imaginemos el ajuste mensual, por ejemplo, de Julio de 1989 (197%). O la cantidad de gente que vio alterado el cobro de haberes (monto y regularidad) o sencillamente se quedó con las manos vacías por desempleo.

Como protagonista de esa época, agrego que en la gran mayoría de los casos; más allá de la rígida letra del contrato en cuestión y de los índices que mes a mes jugaban una alocada carrera entre ellos; no se alteró la relación inquilino-propietario, no hubo una andanada de juicios por incumplimiento en el pago y mucho menos por desalojos. Sencillamente se apeló al buen criterio de la mano del diálogo; promovido y arbitrado en cada caso, por los profesionales inmobiliarios; buscando tiempo, pagos semanales, adecuación a la realidad y a las circunstancias de cada uno de los contratantes.

Esto es el fiel reflejo que en definitiva las personas, dentro de un marco adecuado y más allá de la naturaleza de la relación contractual, tienden a buscar el punto de entendimiento.

Como contrapartida a ese equilibrio que supone el mutuo acuerdo, muchas veces se echa mano al exceso de regulaciones o intervención por parte del Estado; no llegándose a dar la respuesta adecuada que merece la circunstancia.

Mucho se puede decir al respecto, a cambio, están los hechos reales y objetivos.

Por Alfredo Lavalle

Corredor Público // Prosecretario del Colegio de Martilleros y Corredores Públicos del Departamento Judicial de Quilmes